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jueves, 19 de septiembre de 2013

Bebés y animales de compañía

Muchas parejas deciden convivir con un perro o un gato como inicio de un proyecto de crear una familia.

El animal es recibido con gran ilusión, la familia crece, la pareja pasa de ser dos a recibir un nuevo miembro que llena la casa de alegría y de revolución.

Pero, qué pasa cuando la pareja decide tener un bebé y se embarca en una nueva aventura?

Ante los miedos e inseguridades que producen la nueva situación, el nuevo estado parental, muchas de estas parejas deciden desprenderse del que hasta entonces ha sido su compañero, del que tantas experiencias les ha proporcionado, del que tan amorosamente se ha entregado a una familia y a un hogar al que nadie le ha preguntado si quería venir.

Los animales no son una secadora, o un mueble viejo que hay que retirar cuando ya no sirve, son seres con sentimientos que sufren cuando se les abandona y se les aleja de lo que conocen, de quienes aman y de lo que les da seguridad.

Es normal sentir miedo e inquietud acerca de como va a comportarse nuestro perro o gato ante el bebé, es una situación nueva, y provoca inseguridad, pero si dejamos que la situación fluya con naturalidad, todo se irá acoplando perfectamente!!!

Un animal que ha convivido con nosotros y con el que la convivencia ha transcurrido con normalidad, no va a hacer daño a nuestro bebé.

Puede que al principio se muestro un poco inseguro, curioso ante un nuevo ser que llega a la familia, con una apariencia extraña y diferente a la de los adultos que conoce. El bebé no habla, sino que emite sonidos, llora, no está de pie sino tumbado, se mueve a cuatro patas...pero nuestro gato o perro percibe su energía, y como seres instintivos que son, le saldrá acogerlo y cuidarlo o como mucho ignorarlo, lo integrará perfectamente, pero hay que darle tiempo!!! hay que dar tiempo a las cosas y sostenernos a nosotros mismos en nuestros miedos e inseguridades.

Si tenemos un gato, éste probablemente no le preste demasiada atención, o lo mire desde la distancia con curiosidad,seguramente nuestro perro muestre más cercanía e interés y puede quizás que se sienta desplazado al no tener toda la atención o protagonismo...pero está situación pasará!!!

Las flores de Bach pueden ser de gran utilidad en estas situaciones, unos días antes de la llegada del bebé a casa, podemos ir dándole RESCUE a nuestro perro o gato para que esté más tranquilo cuando llegue la presentación, y después, cuando la presentación ya se haya hecho, le podemos dar WALNUT para que se vaya adaptando a la nueva situación, pero es aconsejable que sea un terapeuta quien os lo prescriba, por que cada situación y cada animal, son diferentes.

Recuerdo una pareja que vino a mí hace algún tiempo. Tenían una perrita adoptada desde hacía un año, era una perrita tranquila. Acababan de tener un bebé apenas hacía unos días.
Cuando el bebé llegó a casa, la perrita comenzó a meter el hocico en el canasto y ha olisquearle, lo toqueteaba con la patita..quería conocerlo!!! ni tan siquiera sabía lo que era, nadie se lo había explicado. La pareja se puso nerviosa y ante el miedo a que su perrita pudiera hacerle algo al bebé, empezaron a buscarle un nuevo hogar.
En ese momento dieron conmigo, me hablaron de su dolor por tener que darla, pero tenían miedo de que le pudiese hacer algo al bebé y no querían correr ningún riesgo.
Les hablé de la posibilidad de darle flores de bach a la perrita, pero cuando me comuniqué con ella, no hizo falta!! La perrita me trasmitió su disgusto porque no entendía como podían pensar que quería hacerle daño al bebé,ella simplemente no sabía como tratarlo lo estaba haciendo como sabía,necesitaba conocerlo y era así como lo hacían los perros!!!
También me trasmitió que necesitaba que le ayudasen a encontrar su sitio ahora que ya no salían a pasear con ella al monte, que ya no tenían tanto tiempo para ella... no encontraba su lugar en la casa, necesitaba que le dieran una nueva ocupación.
Les dije a ellos que primeramente presentaran al bebé y a la perrita, ambos tenían derecho a conocerse,a darse una oportunidad, y a establecer su propia forma de relacionarse. Les sugerí que le pidiesen a la perrita que cuidase del bebé cuando esté dormía y ellos estaban ocupados en otras cosas, que le dijeran que podía acurrucarse al lado del bebé y darle calor como miembro de su manada...

Hoy día son una familia feliz!! El miedo y la inseguridad pasaron, y cada uno fue adaptándose a la nueva situación.

Recuerdo que a las semanas el hombre me escribió:

" Gracias Beatriz, gracias a ti, nuestra familia ha sumado sin tener que restar"

Gracias a ellos por ofrecerme la oportunidad de acompañarles en esa experiencia.

El amor por su perrita, por su bebé y por su familia fue lo que les dio la fuerza para buscar ayuda y poder salir de aquella experiencia crecidos y más unidos!!!!



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